ella estaba distinta.
hasta su sabor no era el mismo. lo supe al chupar su lagrima. al pasar mi lengua por su mejilla, juro que era dulce. el nectar mismo. habia entendido la belleza. era mi niña, era el universo mismo en una gota dulce, en su piel dulce, en sus ojos mojados.
ella habia entendido la musica.
poseia esa sabiduria, ese color miel de sus ojos era ahora violaceo.
tibio, templado, un cielo entero en azul, la claridad. en eso se habia convertido
me puso tan contento, que al llegar a mi escritura, la llore a mi manera.
Florencia II
ver su silueta a contraluz era de lo mas hermoso que me pasaba.
ella recortada, mirando al cielo, con su color cafe suave y todo lo suave de su piel y la curva, eso era la clave de belleza en su rostro, eso y sus labios hinchados, cascareados, secos por fuera y humedos y llenos de baba esperandome, esperando mi saliva, esperando fabricar ese olor, esa alquimia de nuestros sabores. pero dibujar sus curvas ( las de su rostro ), la fuente que en un salto lento caia en su naricita, en ese globito naranja, bombardeado en pecas marrones, y el salto salvaje a sus labios, y verlos abrirse y escupir humo rojizo ( todo lo que salia de alli era rojo, naranja, marron, era tibio , se encendia ).
y era la fotografia esa que nunca podia tomar, porque no llevaba nunca mi camara encima, por idiota, y porque ese momento era mio, ni siquiera ella poseia algo, era mio, entero, cada curva.
b.
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