sábado, 17 de mayo de 2008

Esta era

Yo decía, un día, en un viaje relámpago, rodeado de mis queridos afectos, que la música electrónica, sobre todo, o, al menos, aquella que llaman trance, tenía cierto efecto parecido al de, algunas, no todas, las consonantes, en el sentido que sigue.
Si uno pronuncia muy atentamente y en cámara lenta una consonante como la b o la p o la t notará que hay todo un recorrido ascendente de los músculos de la cara y la boca que va generando una cierta tensión. Luego esta tensión tiene un momento de esplendor y de brillo máximos que es cuando la consonante estalla y se produce efectivamente el sonido que conocemos como b o etc. Lo que sigue es otro proceso que sí como el primero pero no como el segundo de hecho sería infinitamente más adecuado decir que lo segundo no es un proceso en absoluto --sino justamente lo contrario: un instante-- es medible y tiene una extensión temporal perceptible, y consiste en la extinción paulatina de ese estallido, su enfriamiento. Es decir que la potencia máxima de la consonante reside en ese instante intermedio, inabarcable, imposible de retener, entre la tensión de su ostensible preparación y la distensión de su liberación.
En la música electrónica sucede algo parecido. A través de ciertos recursos y mecanismos empieza a contruir desde el cero absoluto una cierta tensión que va creciendo, creciendo, creciendo, creciendocreciendocreciendocreciendo, hasta que el intérprete (pido una licencia para el uso de este término en este contexto; la llamada electrónica pone en jaque muchísimos conceptos pertenecientes por siglos al campo semántico de la música, entre ellos, el de intérprete) considera que es el momento, y entonces se produce esa explosión silenciosa, invisible y subterránea que no tiene tiempo y es seguida instantáneamente por aquél último momento, el del alivio. Este proceso de alivio concluye cuando termina de construirse la relajación que conforma el estado inicial.
(Grafica un poco mi exposición el típico gesto fiestero consistente en una audiencia levantando sus brazos y alzándolos al cielo estirándolos con todas sus fuerzas, estirando hasta sus dedos, sus uñitas, tratando de alcanzar algo que no va a poder ser alcanzado ni tomado nunca puesto que no tiene cuerpo, que suele verse en el primero de estos tres momentos que describo.)



.d

5 comentarios:

Dante dijo...

Nota al pie.

Existe otra forma estética que tiene un funcionamiento parecido, y es el cine de terror. En una película de las que suelen inscribirse en tal género hay por lo menos cinco o seis escenas con la misma mecánica que acabamos de describir. La blonda protagonista está tranquilamente en su casa, haciendo cosas de todos los días; una cámara móvil va siguiendo sus pequeños traslados (de la cocina al baño, por ejemplo) como imitando uno ojo que espía; van apareciendo las cuerdas muy lentamente en fade-in; se escucha un ruido en algún lugar de la casa; la blonda protagonista se da vuelta en un gesto eléctrico, hace la pequeña y rápida inhalación ruidosa caracterísitca del susto y toca su labio inferior con la punta de su dedo mayor; encara hacia la zona de sucesos; muy lentamente; muy lentamente; se acerca, se acerca; las cuerdas crecen; la cámara la sigue de cerca; llega a la puerta entornada de la habitación de donde provino el ruido; las cuerdas están al palo y no se puede creer la fuerza que está haciendo esa actriz con su cara; ¡abre la puerta y ZÁS!: EL INSTANTE. Lo que sigue casi que no importa. Desde ese momento, si era el asesino con la motosierra, si era sólo el gato, qué más da.

Habrase notado que hice cierto esfuerzo por tratar de reproducir toda esta cuestión en el plano de la escritura. Puede haber dos explicaciones. Primera: no soy tan buen escritor. Segunda (no excluyente): en este tipo de procedimientos la narrativa no es importante (como se ve, no acontece casi nada) sino que es puro lenguaje audiovisual, cien por ciento cinematográfico.

ch. dijo...

me encanto ver como se me estruja la cara cuando digo la letra b o la p o la t.
:)

absolutmagic! dijo...

Excelente. Muy bueno, es más me llego a transmitir un poco de toda la sensación de la que hablás...
Además tendrías que haber visto mi cara haciendo las letras, seguramente fue muy gracioso...
Abrazo

Martín dijo...

estamos hablando de orgasmos?

Anónimo dijo...

casi, pero no
el orgasmo es, con todo, un poco más material que esto