Querido b.
Sorata
Llueve. Es de mañana y estoy leyendo mi libro que me está volando la peluca sentado en un sillón de mimbre bajo una parra. Es un momento hermoso y cada tanto levanto la vista y miro las increíbles montañas que son el telón de estos días porque me encanta verlas y un poco para corroborar que siguen ahí. Un chico y una chica se sientan bajo una sombrilla afuera de la parra con su mate y sus cosas y poco a poco la lluvia los empieza a acercar a mí. Es evidente que son novios. Son muy cursis. Él no me llama mucho la atención, salvo porque saca Rayuela y se pone a leerlo lo cual no significaría absolutamente nada si no tuviera un lápiz en la mano que no sostiene el libro. Ella es muy linda, flaca, tiene un aro en su nariz igual al mío y usa un vestido que por alguna razón me sugiere que tiene el hábito de usar vestidos y eso también me gusta. Come barras de chocolate arrancándoles pedazos con las muelas. En un tiro saco mi vista de la página y por azar va a parar a sus piernas, que están cruzadas y de las que sólo puedo ver desde la rodilla hasta la punta de sus dedos. Hacía mucho que estaba leyendo y me pasa eso que pasa a veces que es que a algo que es de un color uniforme se le dibujan líneas horizontales difusas y con forma de nada como si uno siguiera viendo renglones. Sus piernas son hermosas. Me canso un poco de estar ahí así que guardo mi libro me levanto y me voy. Sigue lloviendo pero un poco asoma el sol así que pienso que en alguna parte debe haber un arcoiris como el de hace un par de días. No lo encuentro. Me meto en la habitación y me acuesto en mi cama boca arriba y con las dos manos en la nuca. Miro el techo, que también es liso y naranja-rosado igual que las piernas de la chica y el efecto visual pos largo rato de lectura ya se ha ido. Golpean la puerta. No contesto nada y al segundo entra Brenie.
--¿Por qué no me contestás?
--Porque pasó muy poco tiempo entre que golpeaste y entraste.
Lo cual era cierto pero la verdad es que con más tiempo tampoco le habría contestado. No tengo ganas de hablar. Estoy muy bien.
Brenie está loca. Tiene un tipo de locura que ya he visto en millones de chicas pero sin embargo se puede percibir que hay algo único en todo ese rollo. En ese sentido Brenie es como las canciones. Y de hecho le escribí una canción, una que empieza diciendo Brenie que me subo a las paredes por tu amor. Aun no se la canté y no creo que lo haga. No me gusta en realidad. Sí quiero su amor, pero en otro plan.
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La Paz
En una noche cualquiera de La Paz se pueden conocer narcotraficantes, drogadictos, aquellos que son o han sido ambos, ladrones, irlandeses, gente igual a Alejandro Lerner, jugadores de fútbol profesionales (probablemente en su peor versión), gente que ha pasado días en estado de coma y despertado con el rostro de su madre frente a sí y está ansiosa por contar cómo es eso lo que le ha cambiado la vida y no Dios y toda esa mierda.
.d
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1 comentario:
Y te podés encontrar a FAFA!!!
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