lunes, 1 de febrero de 2010

Capitulo I

Cristo Cosmico,
hazte metralleta y aniquila el mal,
Cristo Metralleta,
a ti te rezo por justicia,

libertad a los Dioses Antiguos,
al rayo, al rio, al rugido animal.


El Cristo Cosmico bajo de la montaña blanca
chorreando arena y tiempo.
Su glorioso descenso duro tres amanecers,
en el que
-las frutas fueron mas dulces que nunca-
testimonian los lugareños de Ica o Piscolandia.

No lo seguian ni lechuzas,
ni la luna, ni nadie.

Fue un descenso silencioso y esos trias dias del Cristo
seran para el hombre misterio,
pero que bajo, bajó.

Se dice que por esos dias, la esperanza del hombre
estaba ya extinta
y que nada se creia.
Mirar tanto tiempo al cielo y ser defraudado
tiene sus consecuencias.

Malditos los Dioses, todos ellos,
y su abandono.

Ya las tribus antiguas de America,
aquellos que supieron usar la piedra y el agua
mejor que en Roma
fueron destinados a la negligencia y sus catastroficos abandonos.

Pero, para sorpresa de quien escrie, y supongo
toda la humanidad
alguien se hizo cargo del arruine
que habian dejado.

Dicen que bajo crucificado
y que lo rodeaban serpientes
que nunca abandono su cruz, que esta
era parte de su cuerpo
y que sus primeras palabras
al cruzar la laguna de la Huacachina
con los pies descalzos
fueron:

Soy el Cristo Verdadero,
a la mierda con el Verbo,
todos a las Armas.

Su punteria era exquisita,
y su metralleta siempre brillaba,
el nuevo Cristo,
tenia estilo.

Despues de las masacres,
se dice,
porque todo lo dicho alimenta el mito de esta sangrienta semana
que dejo al mundo en paz
(semana que se conoce y se festeja hoy como la ¨semana de sangre bendita¨ en Europa
y IntiSanqui o vispera del sol Rojo en America),

se dice,
que el nuevo hijo de Dios
tomaba las cabezas de sus sacrificios de paz
y arrancaba sus ojos,
para que ni el mismo Belzebu ni nadie mas que el
tuviera ese manjar,
ni sus victimas el placer estetico
que tantos poetas profetaron del infierno.

una eternidad de tortuosa imaginacion para ellos.



Extracto de la cumbia del Dios Metralleta,
calido apodo con el que el salvador supo ser honrado en Colombia:

-Cristo Metralleta,
cuidado, cuidado,
que al juicio del balazo te someta

Es como estar en el mar navegando,
en el velero del amor,
vamos a seguir,

yo te hare feliz nena,
vamos a seguir,

a los tiros contra el mal,
Duro, dale Duro
Meta Metralleta!...
y que´l Cristo te someta.

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Capitulo II
Parte 1

El Evangelio segun Oscar.


El nuevo Cristo,
aquel que el testamento profetaba
y que nunca llegaba,
era armonioso,
Dios, si sabia ser un Dandi.

Si aquella mañana en la que pateo mi puerta
y con sus armas al hombro y cargadas me dijo:

Oscar, deja todo y guiame,
encende el motor del taxi
que hoy el mundo salvamos
a los balazos de amor.

Yo hubiera sabido que seria complice
en esta rafaga de salvacion
al menos hubiera llevado una camara de fotos.

Apelo entonces al vago recuerdo
y a mis simples palabras
para contar y enseñar
(constantemente me decia,
Oscar cuando puedas enseña algo, siempre enseña algo)
la semana mas salvaje de mi vida.

Aquel primero de Febrero,
Domingo de sol al mango y que planeaba pasar
a puro domino y whisky barato en el social de la esquina,
el Criso se aparecio en mi habitaicon,
despues de un portazo
con el que abri los ojos espantado.

Primero pense en un robo,
despuies en Marita,
y que ahora sabia lo de Julia
y venia por una paliza que yo merecia
y sinceramente necesitaba.
Pero ni Marita justiciera, ni ladrones.

Lo que vi al abrir mis ojos,
fue Oro puro,
brillo blanco,
todo blanco, y despues
un simple hombre
algo mas altito que yo, pero nada guaso,

sucio, barbudo
(siempre rascaba su barba,
supongo asi se relajaba y planeaba como salvar al mundo con amor)
y olia a que necesitaba un baño.

Pero algo en sus ojos,
creo que el color, o el tranquilo brillo,
el mismo que tenia en su perfecta dentadura,
ah! y su enorme metralleta,
y su brillo
y sus balas,
!que juego de luces que hacia el Cristo!,
me hicieron confiar al instante.

Ademas, me tuteaba
y me diriga con respeto,
y yo siempre acepto palabras de un hombre asi.

Sus instrucciones fueron claras,

Oscar, levantate
bañate,
hacete dos cafecitos, uno con dos de azucar,
y preparate para una tarde sangrienta.

Pero, pero, quien es usted!
fueron mis palabras temblorosas.

Soy el Hijo de Dios,
metele fe que salvamos al mundo.

y no tuve mas que confiar vio,
a mi Oscar,
semejante tarea me abrumaba, me tapaba, me inundaba de esperanza.

Me bañe en dos chorros de agua,

jamas dude eh! jamas!
que´l Cristo me aniquile si miento

hice dos cafes mientras lo miraba en silencio,
como acariciaba a sus serpientes,
sin miedo.

Animales malditos no hay che!
solo el hombre posee esa virtu - una vez me dijo.

b.

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