miércoles, 23 de julio de 2008

Esta era

"El Dios de Allen, que hablaba a través de la voz de Blake, era todo lo que un creyente en visiones y revelaciones podía esperar de la Verdad. Ginsberg entendía la validez de aquella experiencia como el momento en que su yo espiritual y su yo poético se fundían en el hombre y en el poeta en el que se debía convertir. Aseguraba que Blake era su maestro espiritual y que lo guiaba hacia su misión: el compromiso del hombre con la poesía, y de la poesía con la experiencia inmediata, con la 'percepción del momento, [...] y con la memoria [nacida] durante el tiempo de éxtasis'.
Justo después de asumir ese compromiso surgió la idea de que dicha poesía tenía que ser, necesariamente, subversiva; y de que la sociedad (el mundo exterior formado por el trabajo, los matrimonios mal avenidos y las fábricas de bombas) iba siempre a desconfiar y a oponerse al <<éxtasis>>, porque la revelación producida durante la experiencia extática amenazaba su existencia."

En This is the Beat Generation, de James Campbell. Edición en español de Alba Editorial, Barcelona, 2001.


Eran, sin dudas, otros tiempos.
La expriencia extática, entendida en los términos del Siglo XXI, lejos ya de amenazar la existencia de la sociedad (entendiendo por ésta lo arriba explicado), se ha vuelto fiel sponsor del conformismo y el status quo.



.d

2 comentarios:

Fede / Billie dijo...

Y sí, pensá sino en la noción de gasto improductivo en Bataille, que allá por 1933 buscaba una liberación de la parte maldita, no racional, por medio de la fiesta, el deporte, el desborde y el juego...

Y pensá qué de todo eso todavía no cayó en los tentáculos del mercado y la institucionalización.

Bueno, eso.

Dante dijo...

Muy bien, otra palabra clave: institucionalización.
Muy cerca de la escritura y la muerte.