¡HECHO!
Asamblea sentimental (racionalizada)
Momento! grita Egoísmo, por qué asamblea? acá el que manda soy yo, yo y yo. De ninguna manera señor, usted es de izquierda, y por eso, va a tener que dejarse de chiquilinadas, correr a un lado esos sentimientos mezquinos e individualistas regañaba Solidaridad. Y por qué habremos llegado a esta situación? qué le pasa al mundo y al bar en que vivimos? Pregunta impertinentemente Evasión. Déjese de desvirtuar! se escucha al unísono el resto de los sentimientos temerosos de la pérdida de protagonismo. Ansioso le zarpa la chela helada a Vagancia, andaba media pesada para servirle a todos. Interesado relojea la situación, le conviene servir o no, tal vez toma un poquito más si lo hace quién te dice.
Desinteresado se le mete en la cabezita de Interesado, reclamándole un poco de Dignidad y otro tanto de Ética a nuestro amigo, iracundo lo quiere enjuiciar por violación de la propiedad privada -una interesante tajadita de esto iba para Egoísmo que estaba en uno de esos días meta invadir otras mentes sentimentales-.
Ansiedad que ya estaba con Cansancio más que en sintonía y pleno grito terminan convenciendo mediante Astucia -una rápida chicuela- a Enojo que refunfuñaba en la esquina de Represión y Negación que se deje de joder y se meta al bar y sus mesitas.
Cada tanto a Egoísmo se lo veía por encima del resto colgado del ventilador con una risita malévola y entrecortada, seguido como siempre por el veloz clack del nivel 5 que presionaba Desinteres teniendo como resultado la rápida rotura de ventanas y el cuerpote de Egoísmo tendido afuera. Este último le recriminaba a Culpa que qué había hecho, esta demasiado afligida le pedía perdón y perdón, que ella no había querido, que no se lo va a perdonar en su vida. Sinceridad le salía en su defensa señalando al culpable, y meta de nuevo los ponchazos entre Egoísmo y Desinteres, Reconciliación siempre encontraba a Frustración en esta pareja.
Al lado pero bien podría no estarlo, Despreocupación y su mirada ambivalente. Digamos, que este era un polígamo y un hedonista nato. Algunas veces con Relajación, una regordeta hermosa a la cual se le dificultaba ser habitué del bar por condiciones estructurales intuyo. En el momento que ella revoloteaba por otros lares y cantinas, aparecía la malvenida Desganada acompañada por su prima Autista.
Ahí en el rinconcito donde dá el sol día y noche, Felicidad -que con Bienestar y Alegría conforman una alucinante línea mediocampista del fútbol barrial (hay que aclarar que su presencia en el resto de los sentimientos respecto a esto no le molestaba para nada a Envida, affaire con Vanidad mediante)- andaba queriendo ponerse un poco a tono que entre tanta racionalidad ya la habían dejado un poco de lado y no le estaba gustando nada. Desconsuelo, al punto del sollozo, le hablo con el resto de fuerzas que le quedaban pero siempre prontas a la renovación, ni te calientes decía, que qué iba a esperar de esta gente, siempre lo mismo, así esta el cuerpo país.
Al ruido del bombo y el redoblante y la armónica y el timbal el aullido de Esperanza calló un segundito aquel zumbido de los sentimientos, Vamos! Vamos! hay que darle para adelante!! Inocencia la miraba maravillada con sus ojos vidriosos grandotes y siempre prontos a acompañar las mejores intenciones.
En el momento que los gritos se reanudaban, Incredulidad abría la sexta cerveza para Sarcasmo y Crueldad que se descostillaban de risa ante la visión de Ingenuidad que se asomaba por detrás de la cabezota dura de Esperanza. Tambaleándose en sus pequeños taburetes, sin degustar siquiera la cebada, meta empinar el codo y tentar el destino, Dolor estaba listo para hacer su entrada en escena con los jocosos sentimientos.
El piso ya estaba desgastado y encolillado al ritmo del nervioso caminar de Ansiedad, sin ningún rumbo fijo, ella meta caminar por el hecho mismo de caminar y fumar sus puchos, claramente ayudada en el armado por Paciencia.
En esta escena caótica, alcoholizada y humeada había que tomar una decisión (mierda que tema grito Sorpresa). Determinación, que había esperando pacientemente su momento, irrumpió en el bar con pleno golpazo a la puerta: "LO QUE HAY QUE HACER ES". No hubo caso, la vaina derecha volvía a toda velocidad para dejarle un moretón en la frente y sentada de culo en el piso. Precaución le tuvo que poner un freno a Sarcasmo y Crueldad que estaban a punto de reventar. Desde la otra punta, Burla le hacía muecas a Determinación, que había estado pasando demasiado tiempo con el bonachón Orgullo -este claramente nunca se daba por enterado de tales comentarios-, que más que Omnipotencia se parecía a su vecina Impotencia.
A Desconsuelo ya nada la calmaba, y menos que menos Calma, con Curiosidad se habían perdido en el trajín de las calles, vaya a saber uno qué les había llamado la atención suspiro Ignorancia.
Rencor se hacía presente en las palabras de Precaución, que aunque era la hija preferida de Miedo habían tenido una relación bastante caótica. Le reclamaba su ausencia y al mismo tiempo su sobreprotección desde abajo de donde él vivía, la barra, humedo y oscuro como le gustaba. Y bueno, cada familia un mundo.
Ensueño soñaba tirado donde podía, digamos que ya llegar al bar era toda una proeza al mejor estilo de Valentía y su fiel Coraje en las andanzas de batalla con los molinos de viento. Locura, tomando prestado a Mofa, susurraba que cuanta Ingenuidad se veía en cada sentimiento, viéndolos allí tan seriecitos y correctos. Seriedad, arrastró por el brazo a Indignación -una vieja agreta según se comenta- en medio de sus gritos y quejas por volcarle el brandy, le insertó un correctivo a Locura mientras asomaba la cara por la ventana, que ni se le ocurra entrar eh! que acá todos contaban con una importante cuota de Dignidad. Esta, en su séptima ginebra, andaba siendo revoloteada por Indigno, a plena rapidez de comentarios inapropiados para su oreja tan pura e impoluta. A pleno coro Lujuria borrachísimo le daba cuerda a Indigno y todo aquel que lo escuchara, abrazado a su ginebra barato a medio tomar se hacía siempre presente. Hasta a Memoria y Nostalgia les interrumpía los pensamientos y sentimientos la otra loca que se mecía.
Al que no lograba sacar de su letargo era a Contemplación, que mirando por la ventana miraba sin mirar, más allá de lo visible se adentraba en Reflexión. Un bar sentimental anida en su interior intuyó Intuición con aguda guiño.
Los mil y un sentimientos se confundían y fundían con las mil y un acciones en el frenesí del bar de la vida, su barra libre de diferentes graduaciones cotidianas, de anécdotas y memorias, calentaban las gargantas de aquellos que se acompañaban en el el orden desordenado de las mesas.
Conciencia, sentado en una punta, en esos lugares en donde todo se observa, el conocimiento de situación es total, reía, entiende y controla todo, Humildad lo miraba de reojo. Para Conciencia, sin embargo, el problema eran esos mosquitos, meta zumbear y zumbear. Le hacían cada tanto perder los estribos, se solucionaba simplemente, chas! un golpe los mataba para no volver, pero aparecían nuevamente. Las historias se repetían este bar.
Ah! Me olvidaba, mucho tiempo con Olvido, suerte que Recuerdo siempre lo acompaña y le pega sus buenos coscorrones. Parece que todos los bares son así, no podríamos afirmarlo igual. Pero este barcito tan pintoresco está rodeado por una vegetación de lo más particular, la Yunga del Inconsciente. Se rumorea que es el hogar de los mosquitos que tanto le molestan a Conciencia, igual, lo primordial son sus piletas donde los sentimientos chapotean y nadan.
Y la decisión sobre el hecho que había motivado todo? Bueno, quedará para otro momento, en el bar Excitación y Convulsión pusieron música.
k.