lunes, 16 de agosto de 2010

Amanecer.

Amanecio con las mandibulas haciendo una fuerza insoportable. Era ya frecuente en su amanecer, el peso de la preocupación vital. Era lo primero que sentia, incluso antes de abrir los ojos. Ese momento de nacimiento que era el recibir tanta luz de nuevo le salia mal.
Despues de destrabarlas, a sus mandibulas apretadas, agitaba su cabeza con rechazo, como diciendose ‘que es esto que hago con mi ser’, como preguntandose y golpeandose en un unico suspiro que le caia en todo su cuerpo. Ese agitamiento, era el negando su estilo de vida, era el deprimiendose, era el amaneciendo como el orto, era el queriendo cambiar. Sin embargo, en el convivia esta fuerza oscura con otra cosa, con una fuerza indefinida, con otra cosa que en el era energia orgasmica. Recordaba de Artaud la hiperlucidez, y asi le gustaba definirsela, a la energia orgasmica indefinida, porque se acercaba a Van Gogh asi, el era Van Gogh asi, y tenia entonces el poder de la belleza. El veia la belleza, mas bien, la sentia y nadaba en esos pequeños lapsus. Eran su oro.

De esta manera amanecia ya ezquiseado, amanecia confuso. Por un lado la muerte, por el otro la belleza de la luz golpeando sus sabanas y toda la esperanza del mundo en ese golpe.

El era artista, el era
pintorfotografomontaña,

el era un sentimental salvaje.

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